domingo, 2 de noviembre de 2014

Hay que construir un puente entre las dos naciones

La gráfica fue captada en la Plaza de Bolívar, durante la jornada de apoyo al proceso de paz cumplida el 9 de abril de 2013. (Foto: Luis Alfonso Mena S.).
Colombia: un país de dos bandos

La historia de nuestro país ha sido una lucha de antinomias, individuos jugando con la balanza para determinar cuál es la ruta del país, quién logra ganar la antorcha olímpica para implantar su ideología por encima de la ideología de la mitad de Colombia.


“Lo único que se necesita para
que el mal triunfe es que los hombres
buenos no hagan nada”.
 Edmund Burke.

Por Mario Fernando Urresta L. (*)
Se dice que por décadas nuestro país ha soportado un conflicto armado interno que ha ocasionado el derramamiento de sangre de miles de compatriotas, un conflicto que se ha suscitado a causa de los grupos insurgentes, desde hace más de medio siglo. Pero es menester aclarar que Colombia desde su independencia ha sido un país que se ha habituado al conflicto interno y con el paso de los años, lamentablemente, se ha acostumbrado a él.


Desde 1812, en la denominada Patria Boba, ha existido conflicto hasta el día de hoy, a excepción de algunos lapsos de tiempo donde hubo ausencia de confrontación, pero fueron periodos de tiempo bastante cortos. federalistas y centralistas se encaminaron en 1812 en una batalla por determinar cuál de las dos fracciones llevaría las riendas del país, de acuerdo a la ideología de cada una.

Es así como los adeptos a Bolívar se enfrentaron a los adeptos de Nariño para determinar el modelo de organización de nuestra patria y el 2 de diciembre de 1812 emprendieron la batalla en la localidad de Ventaquemada (Boyacá). Después de esto, tras la derrota de los centralistas de Antonio Nariño en la contienda, los federalistas avanzaron hacia Santafé de Bogotá el siguiente 9 de enero y la batalla que se dio en el barrio San Victorino favoreció a las fuerzas de Nariño y la guerra terminó momentáneamente, puesto que entendieron que mientras se enfrentaban internamente las fuerzas de la patria, el enemigo en común iba recobrando fuerzas para mantener la colonización y es por esta razón que los dos bandos acordaron unir fuerzas contra el enemigo común español.


Con el paso de los años, los conflicto se fueron arraigando a la naturaleza del espíritu nacional, y en los años siguientes se dieron conflictos como el de la Guerra de los Supremos entre los años 1839 y 1841. Guerra civil de 1851 (la iniciaron terratenientes conservadores caucanos opuestos a las reformas liberales de José Hilario López, quien proclamó la libertad de los esclavos el 21 de mayo de 1851). Guerra civil de 1854 (el general José María Melo fue derrotado por el candidato de los llamados liberales draconianos, José María Obando. Melo no aceptó su derrota y dio un golpe de Estado el 17 de abril de 1854 contra el presidente Obando). Guerra civil de 1860-1862 (única guerra civil en la cual el triunfador fue el lado insurrecto. Comenzó en el Estado Soberano de Santander y se extendió al Cauca, cuando los liberales tomaron las armas contra el gobierno nacional presidido por el conservador Mariano Ospina Rodríguez). Guerra civil de 1876-1877 (se debate qué institución, ya sea religiosa o el estado mismo, determina quiénes deben encargarse de la educación e impartirla, puesto que se evidencia cómo la iglesia juega un papel extremadamente importante en este conflicto). Guerra civil de 1884-1885 (los liberales radicales del Estado Soberano de Santander entraron en inconformidad por las políticas cada vez más centralistas del gobierno de la República, presidido por Rafael Núñez y su proyecto de "Regeneración"). Guerra civil de 1895 (la inició el sector guerrerista del Partido Liberal Colombiano en Bogotá, en enero de 1895, con un fracasado intento de golpe de Estado contra el presidente Miguel Antonio Caro). Guerra de los Mil Días 1899-1902 (fue el intento del liberalismo radical por recuperar el poder. Salvo al principio, no involucró grandes ejércitos, hubo pérdida de Panamá y fin del conflicto con los tratados de Chinácota, Neerlandia y Wisconsin).

Las dos Colombias
A mediados del siglo XX en nuestro país el conflicto fue evolucionando de tal forma que se desencadenaron varios grupos insurgentes como si fuera un efecto dominó, los cuales nacieron en contraposición a los golpes sufridos por los liberales, principalmente después de las elecciones que perdiera el general Rojas Pinilla frente a Misael Pastrana y con la muerte de Gaitán.

Si bien estos grupos insurgente nacieron como respuesta a las faltas de garantías que tenían los opositores al Gobierno, no se veían influidos por las mismas ideologías. Es así como las Farc surgieron bajo las convicciones marxistas-leninistas; el M-19  se definía como guerrilla urbana, nacionalista, bolivariana y socialdemócrata; el ELN se define como de orientación marxista-leninista y pro-revolución cubana; el EPL,  de ideología marxista-leninista-maoísta.

Es precisamente en este momento donde nuestro país se divide en dos Colombias, una centralizada en la ciudad, hija de Gonzalo Jiménez de Quesada, y la otra, centralizada en lo más alto de las montañas de nuestro país. La primera con un modelo estatal e ideológico donde no cabe la segunda y viceversa.

Con el paso de los años se intentaron varios diálogos para desmovilizar a esos grupos insurgentes, algunos como los del M-19 fueron exitosos, pero otros como los de las Farc han sido un total y rotundo fracaso.

Con lo anterior evidenciamos que la historia de nuestro país ha sido una lucha de antinomias, individuos jugando con la balanza para determinar cuál es la ruta del país, quién logra ganar la antorcha olímpica para implantar su ideología por encima de la ideología de la mitad de Colombia.

Hoy Colombia está en un momento importante de su historia puesto que está ad portas de lograr un acuerdo de paz con las Farc, el mayor grupo guerrillero que tiene el país, y con el ELN, el otro grupo insurgente del país, lo cual puede ser un hito para lograr unir las dos Colombias.

Estos diálogos se están realizando en la Habana, Cuba, con el apoyo de gobiernos como el de Noruega, y para lograr este objetivo el Congreso han expedido el Marco Jurídico para la Paz y así darle vida jurídica al Proceso de Paz, el cual tiene como teleología el fin del conflicto.

Un puente entre las dos Colombias
A diferencia de la Alemania Occidental y la Alemania Oriental, que eran separadas por un muro, a nuestras dos Colombias las separa un río de odios, venganzas e ideologías, un río mucho más caudaloso que el río Amazónico, un río que a finales del año 2011 fue templando su corriente y poco a poco ha sido posible ir construyendo un puente con el que se han acercado más personas a construir el puente de lado a lado.

Este puente como lo mencioné en acápites anteriores se está diseñando en Cuba, y si bien existen individuos que para este texto serán llamados los innombrables, que quieren a toda costa la destrucción de este puente, existen otros que han entendido que por más ideologías diferentes que se tengan, es necesario respetarlas y trabajar juntos para construir el fin de la guerra y la unión de las dos Colombias.

Todo esto lo hemos evidenciado en el transcurso del proceso de paz, y más en las pasadas elecciones presidenciales, donde personas de pensamientos distintos a los del Gobierno han dejado de lado sus desacuerdos para trabajar y apoyar la construcción del puente de la paz.

Conclusión
Colombia ha sido un país dividido en dos bandos, los cuales llevan en pulso desde el nacimiento de nuestro Estado, un pulso que si bien ha tenido nombres distintos, ha sido en aras de defender las mismas ideologías, aplastando la otra, lo cual ha llevado a una guerra permanente.

Pero esta guerra está condenada a terminar, puesto que los dos bandos están dispuestos a unir a Colombia, a respetar las ideologías de cada uno y en consecuencia respetar la democracia. Claro está, teniendo como pilares la justicia social y la equidad, para poder lograr la tan anhelada paz.

Como diría Julio Cesar, “la suerte está echada”. Y recordaría también las nobles palabras pronunciadas hace ya varios años en la ciudad de Cali por Jaime Garzón: por fin están haciendo eco en nuestras dos Colombias:

“Nadie podrá llevar por encima de su corazón a nadie, ni hacerle mal en su persona, aunque piense y diga diferente”


(*) Estudiante de la Universidad Libre Seccional Cali, integrante del Semillero Jorge Eliécer Gaitán, Jega.

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