La foto fue tomada en la convocatoria hecha por la Ruta Pacífica de Mujeres, el 10 de junio de 2014, en la Plazoleta de San Francisco. (Foto: Mauricio Villegas). |
Neoliberalismo, megaproyectos,
desplazamiento y derechos humanos en Colombia
Existe una
relación directa entre la implementación del modelo neoliberal en la década de
los años noventa del Siglo XX en Colombia, con el desarrollo de los megaproyectos (tanto de
palma africana como de mega minería, al igual que la construcción de grandes
obras de infraestructura), con el desplazamiento causado por los grupos
ilegales y la vulneración de los derechos humanos a miles de campesinos,
comunidades indígenas y afro descendientes, situación que hace que hoy el
campesino sea una clase social en vía de extinción. Problemas que se convierten en el eje central
del conflicto armado en Colombia.
“En la historia de la
acumulación originaria… las transformaciones que sirven de punto de apoyo a la
naciente clase capitalista… grandes masas de hombres son despojadas repentina y
violentamente de sus medios de subsistencia… Sirve de base a todo este proceso
la expropiación que priva de su tierra al productor rural, al campesino. Su
historia presenta una modalidad diversa en cada país, y en cada uno de ellos
recorre las diferentes fases en distinta gradación y en épocas históricas
diversas…”
(Karl Marx. El Capital. Capitulo XXIV. La llamada
acumulación originaria)
Por
Holbein Giraldo Paredes (*)
En
el actual proceso de paz que se adelanta en La Habana, el punto central que se
debe abordar es el de darle una solución real a
la crisis histórica que ha vivido
el agro en Colombia. El actual proceso
no será exitoso si no tiene como resultado una reforma agraria que garantice la
reactivación del minifundio donde los pocos campesinos que quedan en el país puedan tener acceso a la tierra y reciban el apoyo económico necesario para
ser viable sus proyectos productivos. Es por esta razón que es tan importante
que en La Habana se adelante el debate
sobre la tenencia de la tierra y un uso equitativo del suelo en Colombia, ya que el acceso a la tierra es el
problema central del conflicto armado que vive el país, como bien lo expresa el
antropólogo Darío Fajardo Montaña:
“Al iniciarse el
nuevo milenio, Colombia se encuentra sumida en un vasto conflicto que hunde sus
raíces en viejos problemas no resueltos. Quizás, la gran concentración de la
propiedad de la tierra sea uno de los más relevantes pues de él se derivan unas
determinadas relaciones económicas, políticas y sociales”[1].
La
historia colombiana ha estado marcada por violentos procesos de desplazamiento de población campesina, indígena y afrodescendiente. El desplazamiento se ha convertido en la
estrategia para la acumulación de tierras
una estrategia violenta de dominación de los diversos
sectores que disputan el poder. Como lo expresa muy bien Martha Bello:
“Lejos de
obedecer a un modelo de desarrollo pensado en función de los intereses de la
nación colombiana, los movimientos migratorios, la mayoría de ellos
involuntarios y violentos, obedecen a las necesidades e intereses de quienes
han detentado el poder sobre la tierra, el poder político y a los intereses de
capitales nacionales y transnacionales”.[2]
Un
ejemplo de esto es la violencia entre
los años cincuenta, que implico despojar
de sus tierras a más de dos
millones de colombianos, Cuyas tierras luego se emplearon para impulsar el nuevo modelo agroindustrial que empezaba a producirse, es así como millones de campesinos
en Colombia fueron el centro de las persecuciones, odios y
violencias de los grupos armados "legales"
e ilegales que actuaban en nombre de los partidos Conservador y Liberal en la
época. Es así como la violencia bipartidista de esta década encubría las verdaderas razones del desplazamiento de campesinos bajo la idea
de una violencia ideologizada políticamente.[3]
A
continuación el lector se encontrara que la reflexión se centra en la década
de los noventas que representan otro momento
histórico en el proceso de
desplazamiento , periodo marcado por una
nueva agudización de la violencia, que
no es más que la manifestación de viejos
conflictos no resueltos, es la expresión más clara de la
permanencia histórica y el afianzamiento de un modelo de desarrollo excluyente,
ahora con mayor intensidad con la
implementación del modelo neoliberal.
Neoliberalismo y
crisis del sector agrario en Colombia
Desde la década de los años noventas con el
gobierno del entonces presidente Cesar Gaviria
Trujillo se inició la implementación en Colombia del modelo económico neoliberal y se acentuaron los llamados procesos de modernización del
estado, lo cual implico una proyección
del territorio de acuerdo a las necesidades de producción y comercialización
que el nuevo modelo exigía, sin detenerse a pensar por un momento en las consecuencias políticas, sociales y culturales que eso
significaba.
La
producción agrícola del país se inserto
al mercado mundial y a sus demandas, posibilidad
a la que solo pudieron acceder
los grandes capitales que tenían los recursos para lograr adecuar su
producción y entrar a competir en un mercado internacional. Simultáneamente, miles
de pequeños campesinos vieron afectados sus ingresos por la inundación del
mercado nacional con productos importados. Al respecto, por ejemplo, los
cultivos de algodón, arroz, sorgo, entre otros, se afectaron por la importación de estos productos
representando una severa crisis para el campesinado colombiano. La apertura
económica del gobierno de César Gaviria Trujillo fue el comienzo de la crisis
de muchos sectores del campesinado colombiano. Un gobierno que beneficio a los grandes productores con una apertura
económica, pero que nunca pensó en los pequeños agricultores.
De
otro parte, era necesario adecuar el
país para ingresar y ser
competitivos en una lógica
de economía de mercado mundial, esto implicaba la construcción
de muchas obras de infraestructura en
cuanto a medios de comunicación: carreteras,
grandes autopistas, adecuar nuestros puertos,
canales, obras que en la mayoría de casos atraviesan o se realizan en
territorios donde históricamente
estuvieron asentados grupos
indígenas, afrodescendientes o comunidades campesinas y que el estado y las grandes empresas las
realizaron sin importar la vulneración
de los derechos de estas comunidades.
Una
vez las grandes empresas o multinacionales a puesto sus ojos en una zona con un
potencial de riqueza empieza un proceso sistemático de apropiación de este territorio con el uso de métodos violentos: amenazando, masacrando,
desplazando y expulsando la población allí asentada, Ha Sido una
constante histórica desde la
llegada de los españoles hasta hoy
que el gran capital elimine
cualquier obstáculo humano o legal, lo único que importa es apropiarse de la
riqueza, se ha demostrado que la
violencia es más intensa en los municipios donde hay más altas posibilidades de
obtener mejores ingreso o donde
existe un gran potencial de acumulación de riqueza, donde ciertas elites
acumulan tierras, recursos
naturales, haciendo uso de todos los métodos violentos, expropiando a miles de pequeños campesinos, pueblos
indígenas, comunidades afro descendientes,
violando todos los derechos humanos a millones de colombianos con la
complicidad de un estado corrupto.
A este proceso de inserción a los mercados mundiales se le suma el auge de cultivos ilícito y el fortalecimiento
del narcotráfico, fenómeno que ha permeado
todas las esferas sociales, económicas y políticas del país. El
narcotráfico ha generado presiones sobre
los tradicionales usos y tenencias de la tierra, ya que el narcotraficantes ha demandado
durante las últimas tres décadas tierras para el cultivo de coca, amapola y
para la inversión y lavado de los abundantes capitales que genera su actividad
ilícita. El negocio del narcotráfico
termina ejerciendo un control absoluto sobre la población que habita en el lugar y sometiéndola a las actividades de producción, elaboración,
comercialización y vigilancia de los cultivos y laboratorios.
A
través del narcotráfico se financian
todos los actores de la guerra en Colombia la
capacidad bélica, de muchos
grupos depende de su inserción en el negocio de las drogas, es por esta razón
que se puede hablar de una narcotización del conflicto armado en Colombia. En
las últimas décadas la guerra que se
libra en ciertas partes del país se genera por el control del territorio y de
las rutas de comercialización, guerra
que produce sangrientos
enfrentamientos que obligan de un lado a
miles de campesinos e indígenas agricultores a convertirse en “raspachines”[4]
y los que no aceptan esta triste realidad solo les queda la única opción de
marcharse en condición de desplazados.
Indígenas,
afrodescendientes y campesinos, los colombianos desplazados
Los
desplazados son campesinos pobres y personas pertenecientes a comunidades
étnicas, indígenas y afrocolombianas.
Pueblos que el estado y las grandes empresas
históricamente han excluido de los beneficios del modelo de acumulación de riqueza, excluidas también
de la participación política e invisibilizadas. Como muy bien lo expresa la profesora Martha
Bello:
“Las víctimas
del conflicto armado, son en muchos casos comunidades ignoradas por el Estado y
la sociedad, que han logrado sobrevivir, con sus propios recursos, medios y
estrategias. Son conocidas, expuestas a la sociedad en función de la violencia,
la muerte y sólo son visibles y adquieren significado, para quienes se disputan
el poder, en razón de su potencial, como comunidad de apoyo o como territorios
estratégicos. Se podría decir, entonces, que los desplazados son aquellos para
quienes no ha existido la ciudadanía, aquellos que no conocen la noción de
Estado, por lo menos la de Estado Social de Derecho, los excluidos, ahora
reconocidos para reclamárseles, "colaboración, militancia, apoyo,
tributación".[5]
Con
el desplazamiento forzado es da la mayor
vulneración de los derechos
de nuestras comunidades indígenas,
afrocolombianas, aparceros,
colonos, campesinos y
jornaleros, comunidades que han
estado excluidas de una distribución más equitativa de la riqueza
y el "progreso". Sus ancestrales territorios son el objetivo hoy
de los intereses de las grandes multinacionales
y empresas nacionales, quienes o se quieren adueñar de sus recursos
naturales , o quieren apropiarse del
territorio por ser una zona cuya
geografía es estratégica, comunidades totalmente olvidadas por el estado, que
cuando hace presencia no es para ayudar a la comunidad si no para reprimir sus
formas de protesta, observemos en la
siguiente cita los porcentajes de
desplazamiento de estas comunidades:
“Mujeres, niños
y niñas, indígenas y negros constituyen el grupo más afectado por el
desplazamiento forzado, el 33% de los desplazados pertenecen a las comunidades
negras es decir, 957.000 personas, la tasa de
expulsión de estas comunidades es un 20% mayor que la del resto del país,
durante el año 2002 El Chocó fue el primer departamento expulsor. La población
indígena desplazada representa el 5% del total de desplazados, situación
crítica si se tiene en cuenta que la población indígena corresponde al 2% de la
población total del país. El 48% de la población que se desplaza son mujeres muchas
de las cuales se han convertido en jefas únicas de hogar a causa de la muerte o
reclutamiento de sus compañeros. El 44% corresponde a menores de edad, de los
cuales el 26% se encuentra en edad escolar, es decir entre 5 y 14 años.
"En otros términos, el desplazamiento forzado es uno de los factores, y a
su vez uno de los resultados, de la profunda exclusión social, la inequidad y
la injusticia que caracteriza a nuestro país". [6]
Toda
esta población que se encuentra en condición de desplazamiento llega
directamente a las grandes ciudades a aumentar los índices de pobreza, es así
como se construye este círculo vicioso
de la violencia: en el cual la violencia genera pobreza y a su vez la pobreza genera aún más violencia, círculo del que pareciera no
podemos salir en Colombia.
Mega proyectos y
desplazamiento en Colombia
El
desarrollo de los megaproyectos en
nuestro país está directamente relacionado con la construcción de infraestructura
vial, energética o con la explotación de recursos naturales a gran escala, demandada por el mercado global. En las regiones donde se desarrolla un megaproyecto se genera un proceso de
expulsión de las poblaciones que históricamente han estado asentadas en ese
territorio, el cambio en el uso de la tierra, la concentración de la propiedad
y la especulación sobre el valor de esta. En nuestro país las zonas donde se han desarrollado o se desarrollan actualmente los megaproyectos son los territorios donde se ha intensificado el conflicto armado en los
últimos años, así como los lugares donde ha aumentado la presencia paramilitar
y se ha expulsado población de manera forzada, es decir que los desplazados corresponden originariamente a regiones
donde hoy se desarrolla uno de los
muchos megaproyectos que se están ejecutando en Colombia. Este panorama
nos muestra que las áreas de mayores recursos de explotación,
tienen
la mayor presencia paramilitar y son las zonas de más violencia política
y donde más se violan los derechos humanos con el desplazamiento
forzado.
En
nuestro país la
violencia ejercida por los actores armados es el medio de
acceder a unos niveles de rentabilidad y ganancia ya
que de esta forma desocupan
territorios, desplazando a las comunidades
que siempre han estado allí, y de
esta forma le garantizan la propiedad de la tierra a empresas y grandes
latifundistas que desean especular con el valor de la tierra, valorizar
“estas
nuevas propiedades” porque en estos
territorios se construirán proyectos de infraestructura: en
algunas ocasiones vías, en otras grandes represas, o sencillamente en esas tierras hay pozos petroleros, y ya
hay todo un proyecto de explotación. Esta situación ha generado una contrarreforma agraria en torno a
los grandes proyectos de inversión a través de medidas de orden expropiatorio,
legales e ilegales. Sencillamente una
comunidad puede estar sentenciada por un proyecto de inversión que ni siquiera
conoce, puesto que en la planificación del territorio predomina la concepción mercantil
de las empresas trasnacionales sobre los proyectos de vida comunitarios.
Otros
territorios que se convierten en objeto
de disputa son los corredores utilizados para el tránsito de armas, el paso de ejércitos, o rutas del narcotráfico, territorios ricos en recursos minerales y
energéticos: oro, esmeraldas, petróleo, carbón, etc. Son espacios que llaman diversos intereses y que se convierten inicialmente
en zonas de conflicto y luego en zona del ejército que logro imponerse.
Los intereses de
los grupos armados que desplazan
Detrás
de los grupos paramilitares y sus ejércitos privados se ocultan y defienden los
intereses de grandes ganaderos, empresarios
nacionales y de las transnacionales. Las acciones de los paramilitares que persiguen,
masacra y desplaza campesinos, con la
mentirosa bandera de una lucha anti- insurgente, cuyo único objetivo es apropiarse de las tierras, situación que deja
para el país una cadena de odios, venganzas y los más altos índices de violación a los derechos humanos y de impunidad ante el mundo.
Este
análisis hace evidente con medidas asistenciales o militares
encaminadas a desplegar ejércitos en las zonas, se quedan cortas. Si se
pretende resolver este problema
estructural, es necesario incidir sobre los factores analizados, algunas estrategias para dar
solución serian:
1.-Que el estado
Colombiano entre a controlar los procesos de comercialización de la tierra de
las comunidades desplazados.
2.- Regular la
guerra a partir de Derecho Internacional Humanitario.
3.-Replantear el modelo neoliberal
que se ha implementado en
Colombia en los últimos veinte años en una afán de ciertos sectores económicos por insertarnos a un mercado mundial, planteando
una propuesta de desarrollo que
establezca el respeto por las
comunidades, por los derechos humanos y
el cuidado del medio ambiente por encima
de los intereses de terratenientes y del capital nacional y transnacional.
Conclusiones
Hasta
aquí hemos analizado cómo se ha combinado un tradicional modelo de exclusión del
campesinado, con nuevas presiones derivadas del gran capital por insertarse a
un mercado global, al igual que con un
fenómeno como el narcotráfico que
complejiza la guerra en Colombia en su afán
de ampliar el mercado de los cultivos ilícitos y la disputa territorial
de los actores armados, que se lucran con sus millonarias ganancias. En medio
de este complejo escenario ha estado el pequeño campesino, desamparado,
atropellado, cuya única opción es la de abandonar su terruño y marcharse a la gran ciudad para
aumentar los índices de pobreza en este país. Es por esta razón que se puede
afirmar si temor a equivocarse que en
Colombia el campesino es una clase social en vía de extinción.
Bibliografía
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¿para quién? ¡Por un desarrollo rural incluyente! Uach: Chapingo y Montecillo,
Texcoco, México. Cuaderno de Desarrollo Rural (41) 1.998.
Velásquez Villamil, Javier. Los megaproyectos
extractivos y las transnacionales en
Colombia. Caso de la actividad minera.
(*) Licenciado en historia. Especialista en teorías,
métodos y técnicas de investigación social. Magíster en filosofía Universidad
del Valle. Profesor de la Universidad Libre Seccional Cali. Jefe de Área de Ciencias Sociales, Facultad de
Derecho, Ciencias Políticas y Sociales.
Profesor catedrático de la Universidad del Valle.
[1] Fajardo Montaña, Darío. Tierra,
poder político y reformas agraria y rural. en: cuadernos tierra y justicia No.
1. ISBN 958-9262-19-8 ©
Darío Fajardo Montaña
[2] Bello, Martha. “El desplazamiento forzado en Colombia: acumulación de
capital y exclusión social”. Revista Aportes Andinos Nº 7. Globalización,
migración y derechos humanos. Octubre 2003 http://www.uasb.edu.ec/padh
[3] “La cuestión agraria en Colombia: tierra, desarrollo y paz”. Memorias Ciclo de Conversatorios. Documento de
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Colombia. Diseño: Torre Gráfica Impresión: Corcas Impresores. ISBN:
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http://www.hss.de/fileadmin/americalatina/Colombia/downloads/cuestion_agraria.pdf
[4] Término utilizado para referirse el recolector del producido de la planta de
coca.
[5] Bello, Martha. El desplazamiento forzado en Colombia: acumulación de
capital y exclusión social. Revista Aportes Andinos Nº 7. Globalización,
migración y derechos humanos. Octubre 2003 http://www.uasb.edu.ec/padh
[6]
Ibid.
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