domingo, 2 de noviembre de 2014

El campesino es una clase social en vía de extinción en Colombia

La foto fue tomada en la convocatoria hecha por la Ruta Pacífica de Mujeres, el 10 de junio de 2014, en la Plazoleta de San Francisco. (Foto: Mauricio Villegas).
Neoliberalismo, megaproyectos, desplazamiento y derechos humanos en Colombia

Existe una relación directa entre la implementación del modelo neoliberal en la década de los años noventa del Siglo XX en Colombia, con el  desarrollo de los megaproyectos (tanto de palma africana como de mega minería, al igual que la construcción de grandes obras de infraestructura), con el desplazamiento causado por los grupos ilegales y la vulneración de los derechos humanos a miles de campesinos, comunidades indígenas y afro descendientes, situación que hace que hoy el campesino sea una clase social en vía de extinción.  Problemas que se convierten en el eje central del conflicto armado en Colombia.

“En la historia de la acumulación originaria… las transformaciones que sirven de punto de apoyo a la naciente clase capitalista… grandes masas de hombres son despojadas repentina y violentamente de sus medios de subsistencia… Sirve de base a todo este proceso la expropiación que priva de su tierra al productor rural, al campesino. Su historia presenta una modalidad diversa en cada país, y en cada uno de ellos recorre las diferentes fases en distinta gradación y en épocas históricas diversas…”
(Karl Marx. El Capital. Capitulo XXIV. La llamada acumulación originaria)

Por Holbein Giraldo Paredes (*)
En el actual proceso de paz que se adelanta en La Habana, el punto central que se debe abordar es el de darle una solución real a  la crisis  histórica que ha vivido el agro en Colombia.  El actual proceso no será exitoso si no tiene como resultado una reforma agraria que garantice la reactivación del minifundio donde los pocos campesinos que quedan en el país  puedan tener acceso a la tierra  y reciban el apoyo económico necesario para ser viable sus proyectos productivos. Es por esta razón que es tan importante que en La Habana  se adelante el debate sobre la tenencia de la tierra y un uso equitativo  del suelo en Colombia, ya que  el acceso a la tierra  es  el problema central del conflicto armado que vive el país, como bien lo expresa el antropólogo Darío Fajardo Montaña:


“Al iniciarse el nuevo milenio, Colombia se encuentra sumida en un vasto conflicto que hunde sus raíces en viejos problemas no resueltos. Quizás, la gran concentración de la propiedad de la tierra sea uno de los más relevantes pues de él se derivan unas determinadas relaciones económicas, políticas y sociales”[1].

La historia colombiana ha estado marcada por violentos procesos de desplazamiento  de población campesina,  indígena y afrodescendiente.  El desplazamiento  se ha convertido  en  la estrategia  para la acumulación  de tierras  una  estrategia  violenta de dominación de los diversos sectores que disputan el poder. Como lo expresa muy bien Martha Bello:


“Lejos de obedecer a un modelo de desarrollo pensado en función de los intereses de la nación colombiana, los movimientos migratorios, la mayoría de ellos involuntarios y violentos, obedecen a las necesidades e intereses de quienes han detentado el poder sobre la tierra, el poder político y a los intereses de capitales nacionales y transnacionales”.[2]

Un ejemplo de esto es  la violencia entre los años cincuenta,  que implico despojar de sus tierras  a más  de  dos millones de colombianos,  Cuyas  tierras luego se emplearon  para impulsar el nuevo  modelo agroindustrial que empezaba a  producirse, es así como millones de campesinos en Colombia   fueron  el centro de las persecuciones, odios y violencias de los grupos armados "legales" e ilegales que actuaban en nombre de los partidos Conservador y Liberal en la época. Es así como la violencia bipartidista de esta década  encubría las verdaderas razones  del desplazamiento de campesinos bajo la idea de una violencia ideologizada políticamente.[3]

A continuación el lector se encontrara que la reflexión se centra  en la década    de  los  noventas que  representan otro  momento  histórico en  el proceso de desplazamiento , periodo  marcado por una nueva  agudización de la violencia, que no es más que la manifestación  de viejos conflictos   no resueltos, es la expresión más clara de la permanencia histórica y el afianzamiento de un modelo de desarrollo excluyente, ahora con mayor intensidad  con la implementación  del  modelo neoliberal.

Neoliberalismo y crisis del sector agrario en Colombia
Desde  la década de los años noventas con el gobierno del entonces presidente  Cesar Gaviria Trujillo  se inició la  implementación  en Colombia  del modelo  económico neoliberal y se acentuaron  los llamados procesos de modernización del estado, lo cual  implico  una proyección  del territorio de acuerdo a las necesidades de producción y comercialización que el nuevo modelo exigía, sin detenerse a pensar por un momento  en las consecuencias   políticas, sociales y culturales que eso significaba.

La producción agrícola del país  se inserto al mercado mundial  y a sus demandas, posibilidad a la  que solo pudieron   acceder  los grandes capitales que tenían los recursos para lograr adecuar su producción y entrar a competir en un mercado internacional. Simultáneamente, miles de pequeños campesinos vieron afectados sus ingresos por la inundación del mercado nacional con productos importados. Al respecto, por ejemplo, los cultivos de algodón, arroz, sorgo, entre otros, se  afectaron  por la importación de estos productos representando una severa crisis para el campesinado colombiano. La apertura económica del gobierno de César Gaviria Trujillo fue el comienzo de la crisis de muchos sectores del campesinado colombiano. Un gobierno que beneficio  a los grandes productores con una apertura económica, pero que nunca pensó en los pequeños agricultores.

De otro parte, era necesario  adecuar el país para ingresar  y ser competitivos  en  una lógica  de economía de mercado mundial,  esto  implicaba  la  construcción de muchas  obras de infraestructura en cuanto a  medios de comunicación: carreteras, grandes autopistas, adecuar  nuestros puertos, canales, obras que en la mayoría de casos atraviesan o se realizan en territorios donde históricamente  estuvieron asentados  grupos indígenas,  afrodescendientes   o  comunidades campesinas y que  el estado y las grandes empresas las realizaron   sin importar la vulneración de  los derechos de estas comunidades.

Una vez las grandes empresas o multinacionales a puesto sus ojos  en una  zona con un  potencial de riqueza empieza un  proceso sistemático  de apropiación  de este territorio con el uso de métodos  violentos: amenazando, masacrando, desplazando  y expulsando  la población allí asentada, Ha Sido una constante histórica  desde la llegada  de los españoles  hasta hoy  que el gran capital   elimine cualquier obstáculo humano o legal, lo único que importa es apropiarse de la riqueza, se ha demostrado  que la violencia es más intensa en los municipios donde hay más altas posibilidades de obtener mejores ingreso  o donde existe  un  gran  potencial de acumulación de riqueza, donde  ciertas elites  acumulan tierras,  recursos naturales,  haciendo uso de  todos los métodos violentos,  expropiando a miles de pequeños campesinos, pueblos indígenas, comunidades afro descendientes,  violando todos los derechos humanos a millones de colombianos con la complicidad de un estado corrupto.

A este proceso de inserción a los  mercados mundiales se le suma el  auge de cultivos ilícito y el fortalecimiento del narcotráfico, fenómeno que ha permeado  todas las esferas sociales, económicas y políticas del país. El narcotráfico  ha generado presiones sobre los tradicionales usos y tenencias de la tierra, ya que el narcotraficantes  ha demandado  durante las últimas tres décadas   tierras para el cultivo de coca, amapola y para la inversión y lavado de los abundantes capitales que genera su actividad ilícita. El negocio del narcotráfico  termina ejerciendo un control absoluto sobre la  población que habita  en el lugar y sometiéndola  a las actividades de producción, elaboración, comercialización  y vigilancia  de los cultivos  y laboratorios.

A través del narcotráfico  se financian todos los actores de la guerra en Colombia la   capacidad bélica, de muchos grupos depende de su inserción en el negocio de las drogas, es por esta razón que se puede hablar de una narcotización del conflicto armado en Colombia. En las últimas décadas  la guerra que se libra en ciertas partes del país se genera por el control del territorio y de las rutas  de comercialización,  guerra  que produce  sangrientos enfrentamientos que obligan  de un lado a miles  de campesinos e indígenas  agricultores a convertirse en  “raspachines”[4] y los que no aceptan esta triste realidad solo les queda la única opción de marcharse en condición de desplazados.

Indígenas, afrodescendientes y campesinos, los colombianos desplazados
Los desplazados son campesinos pobres y personas pertenecientes a comunidades étnicas,  indígenas y afrocolombianas. Pueblos que el estado y las grandes empresas  históricamente han excluido de los beneficios del  modelo  de acumulación de riqueza, excluidas también de la participación política e  invisibilizadas.  Como muy bien lo expresa la profesora Martha Bello:

“Las víctimas del conflicto armado, son en muchos casos comunidades ignoradas por el Estado y la sociedad, que han logrado sobrevivir, con sus propios recursos, medios y estrategias. Son conocidas, expuestas a la sociedad en función de la violencia, la muerte y sólo son visibles y adquieren significado, para quienes se disputan el poder, en razón de su potencial, como comunidad de apoyo o como territorios estratégicos. Se podría decir, entonces, que los desplazados son aquellos para quienes no ha existido la ciudadanía, aquellos que no conocen la noción de Estado, por lo menos la de Estado Social de Derecho, los excluidos, ahora reconocidos para reclamárseles, "colaboración, militancia, apoyo, tributación".[5]

Con el  desplazamiento forzado  es da  la mayor  vulneración  de  los derechos  de  nuestras comunidades  indígenas,  afrocolombianas,  aparceros, colonos,  campesinos  y  jornaleros,  comunidades que han estado  excluidas  de   una distribución más equitativa  de la riqueza  y el "progreso".  Sus  ancestrales territorios  son el objetivo  hoy   de  los intereses de las grandes multinacionales y  empresas nacionales,  quienes o se quieren adueñar de sus recursos naturales , o  quieren apropiarse del territorio por ser una zona  cuya geografía es estratégica, comunidades totalmente olvidadas por el estado, que cuando hace presencia no es para ayudar a la comunidad si no para reprimir sus formas de protesta,  observemos en la siguiente cita los porcentajes  de desplazamiento de estas comunidades:

“Mujeres, niños y niñas, indígenas y negros constituyen el grupo más afectado por el desplazamiento forzado, el 33% de los desplazados pertenecen a las comunidades negras   es decir, 957.000 personas, la tasa de expulsión de estas comunidades es un 20% mayor que la del resto del país, durante el año 2002 El Chocó fue el primer departamento expulsor. La población indígena desplazada representa el 5% del total de desplazados, situación crítica si se tiene en cuenta que la población indígena corresponde al 2% de la población total del país. El 48% de la población que se desplaza son mujeres   muchas de las cuales se han convertido en jefas únicas de hogar a causa de la muerte o reclutamiento de sus compañeros. El 44% corresponde a menores de edad, de los cuales el 26% se encuentra en edad escolar, es decir entre 5 y 14 años. "En otros términos, el desplazamiento forzado es uno de los factores, y a su vez uno de los resultados, de la profunda exclusión social, la inequidad y la injusticia que caracteriza a nuestro país".  [6]

Toda esta población que se encuentra en condición de desplazamiento llega directamente a las grandes ciudades a aumentar los índices de pobreza, es así como se  construye este círculo vicioso de la violencia: en el cual la violencia genera pobreza y  a su vez la pobreza genera aún  más violencia, círculo del que pareciera no podemos salir en Colombia.

Mega proyectos y desplazamiento en Colombia
El desarrollo de los  megaproyectos en nuestro país está directamente relacionado con la construcción de infraestructura vial, energética o con la explotación de recursos naturales  a gran escala,  demandada por el mercado global.  En las regiones donde se desarrolla  un megaproyecto se genera un proceso de expulsión de las poblaciones que históricamente han estado asentadas en ese territorio, el cambio en el uso de la tierra, la concentración de la propiedad y la especulación sobre el valor de esta.  En nuestro país  las zonas donde se  han desarrollado o se desarrollan  actualmente los  megaproyectos son los territorios donde  se ha intensificado el conflicto armado en los últimos años, así como los lugares donde ha aumentado la presencia paramilitar y se ha expulsado población de manera forzada, es decir  que los desplazados  corresponden originariamente a  regiones  donde hoy se desarrolla uno de los  muchos megaproyectos que se están ejecutando en Colombia.  Este panorama  nos muestra  que  las áreas de mayores recursos de explotación,  tienen  la mayor presencia paramilitar y son las zonas de más violencia política y  donde más se  violan  los derechos humanos con el desplazamiento forzado.

En  nuestro país  la  violencia  ejercida  por  los actores armados es el medio de acceder  a  unos niveles de rentabilidad y ganancia ya que  de esta  forma  desocupan territorios, desplazando a las comunidades  que siempre han estado allí,  y de esta forma  le garantizan  la propiedad de la tierra a empresas y grandes latifundistas que  desean  especular con el valor de la tierra, valorizar  “estas nuevas propiedades” porque   en estos territorios  se  construirán proyectos de infraestructura: en algunas ocasiones vías, en otras grandes represas, o sencillamente en  esas tierras hay  pozos petroleros,  y ya  hay todo un proyecto de explotación.  Esta situación  ha  generado una contrarreforma agraria en torno a los grandes proyectos de inversión a través de medidas de orden expropiatorio, legales e ilegales. Sencillamente  una comunidad puede estar sentenciada por un proyecto de inversión que ni siquiera conoce, puesto que en la planificación del territorio predomina la concepción mercantil de las empresas trasnacionales sobre los proyectos de vida comunitarios.

Otros territorios  que se convierten en objeto de disputa    son  los  corredores utilizados  para el tránsito de armas,  el paso de ejércitos,  o rutas del narcotráfico,  territorios ricos en recursos minerales y energéticos: oro, esmeraldas, petróleo, carbón, etc.  Son espacios que llaman  diversos intereses y que se convierten inicialmente en zonas de conflicto y luego en  zona  del ejército que logro imponerse.

Los intereses de los grupos armados que desplazan
Detrás de los grupos paramilitares y sus ejércitos privados se ocultan y defienden los intereses de  grandes ganaderos, empresarios nacionales y de las transnacionales. Las acciones de los paramilitares que persiguen, masacra y desplaza  campesinos, con la mentirosa bandera de una lucha anti- insurgente, cuyo único objetivo es  apropiarse de las tierras, situación que  deja  para el país una  cadena  de odios, venganzas y  los más altos índices  de violación a los derechos humanos  y de impunidad ante el mundo.
  
Este análisis  hace evidente  con medidas asistenciales o militares encaminadas a desplegar ejércitos en las zonas, se quedan cortas. Si se pretende  resolver este problema estructural, es necesario  incidir  sobre los factores  analizados, algunas estrategias para dar solución serian:

1.-Que el estado Colombiano  entre a  controlar  los  procesos de comercialización de la tierra de las  comunidades desplazados.

2.- Regular   la guerra  a partir  de   Derecho Internacional  Humanitario.

3.-Replantear  el modelo  neoliberal  que se ha implementado en  Colombia en los últimos veinte años en una afán  de ciertos sectores económicos por  insertarnos a un mercado mundial,  planteando  una  propuesta de desarrollo  que  establezca el respeto por   las comunidades, por los derechos humanos  y el cuidado del medio ambiente  por encima de los intereses de terratenientes y del capital nacional y transnacional.

Conclusiones
Hasta aquí hemos  analizado cómo  se ha combinado  un tradicional modelo de exclusión del campesinado, con nuevas presiones derivadas del gran capital por insertarse a un mercado global,  al igual que con un fenómeno como el narcotráfico  que complejiza la guerra en Colombia en su afán  de ampliar el mercado de los cultivos ilícitos y la disputa territorial de los actores armados, que se lucran con sus millonarias ganancias. En medio de este complejo escenario ha estado el pequeño campesino, desamparado, atropellado, cuya única opción es la de abandonar  su terruño y marcharse a la gran ciudad para aumentar los índices de pobreza en este país. Es por esta razón que se puede afirmar si temor a  equivocarse que en Colombia el campesino es una clase social en vía de extinción.


Bibliografía
Bello, Martha. “El desplazamiento forzado en Colombia: acumulación de capital y exclusión social”. Revista Aportes Andinos Nº 7. Globalización, migración y derechos humanos. Octubre 2003 http://www.uasb.edu.ec/padh

Castaño, Ricardo. “Colombia y el modelo neoliberal”. http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/17535/2/ricardo_castano.pdf

Fajardo Montaña, Darío. “Tierra, poder político y reformas agraria y rural”. en: Cuadernos Tierra y Justicia No. 1.

García Reyes, Patricia. “Tierra, palma africana y conflicto armado en el Bajo Atrato chocoano, Colombia. Una lectura desde el cambio en los órdenes de extracción”. Estudios Socio-Jurídicos, 16 (1), pp. 209-244.

Kalmanovitz, Salomón, “Economía de la violencia”, revista Foro No. 6, Bogotá, 1988.

La cuestión agraria en Colombia: tierra, desarrollo  y paz. Memorias  Ciclo de Conversatorios. Documento de trabajo. Sectores Sociales Populares para la Paz en Colombia. Bogotá, D.C. Colombia. Torre Gráfica Impresión: Corcas Impresores. Bogotá, D.C. Colombia. Enero de 2012.

Ospina Florido, Byron. “Megaproyectos en el chocó biogeográfico: Expropiación de recursos en el pacífico colombiano”. En Revista Latinoamericana de Estudiantes de Geografía. http://www.releg.org/OSPINA.pdf

Pérez Correa, Edelmira. “Una visión del desarrollo rural en Colombia”. Ponencia presentada en el V Congreso Latinoamericano de Sociología Rural. Globalización ¿para quién? ¡Por un desarrollo rural incluyente! Uach: Chapingo y Montecillo, Texcoco, México. Cuaderno de  Desarrollo  Rural (41) 1.998.

Velásquez  Villamil, Javier. Los megaproyectos extractivos y las transnacionales  en Colombia. Caso de la actividad minera.

(*) Licenciado en historia. Especialista en teorías, métodos y técnicas de investigación social. Magíster en filosofía Universidad del Valle. Profesor de la Universidad Libre Seccional Cali.  Jefe de Área de Ciencias Sociales,  Facultad de  Derecho, Ciencias Políticas y Sociales.  Profesor catedrático de la Universidad del Valle.




[1] Fajardo Montaña, Darío. Tierra, poder político y reformas agraria y rural. en: cuadernos tierra y justicia No. 1. ISBN 958-9262-19-8 © Darío Fajardo Montaña
[2] Bello, Martha. “El desplazamiento forzado en Colombia: acumulación de capital y exclusión social”. Revista Aportes Andinos Nº 7. Globalización, migración y derechos humanos. Octubre 2003 http://www.uasb.edu.ec/padh
[3] “La cuestión agraria en Colombia: tierra, desarrollo  y paz”. Memorias  Ciclo de Conversatorios. Documento de trabajo. Sectores Sociales Populares para la Paz en Colombia. Bogotá, D.C. Colombia. Diseño: Torre Gráfica Impresión: Corcas Impresores. ISBN: 978-958-44-2262-0 Bogotá, D.C. Colombia. Enero de 2012. http://www.hss.de/fileadmin/americalatina/Colombia/downloads/cuestion_agraria.pdf
[4]    Término utilizado para  referirse  el recolector del producido de la planta de coca. 
[5] Bello, Martha. El desplazamiento forzado en Colombia: acumulación de capital y exclusión social. Revista Aportes Andinos Nº 7. Globalización, migración y derechos humanos. Octubre 2003 http://www.uasb.edu.ec/padh
[6] Ibid.

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