Gráfica
captada en la convocatoria hecha por la Ruta Pacífica de Mujeres, el 10 de
junio de 2014, en la Plazoleta de San Francisco. (Foto: Mauricio Villegas).
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Paz
imperfecta y pacifismo jurídico
El presente artículo desarrolla una perspectiva
epistemológica y ontológica de la paz haciendo una aproximación conceptual al
concepto moderno de la paz imperfecta,
entendida esta como todos aquellos momentos en los cuales las diferentes
entidades humanas tienen momentos de sosiego y tranquilidad que les permiten
desatar potencialidades. Y que, a su vez, posibilitan, ante todo, suspender
episodios de violencia, a fin de desatar
de manera creadora la resolución y transformación pacífica de los conflictos y
la reconciliación de las sociedades.
Por Héctor Alonso Moreno (*)
La irenología, como
la ciencia que estudia la paz, ha estado presente en la historia de los hombres
desde los propios orígenes de la humanidad. En algunas ocasiones como mito, muy
difundido entre los griegos, y en otras como ideario y propósito de las
sociedades, a fin de alcanzar una convivencia a partir de la construcción de
unos mínimos establecidos política y socialmente.
En la cultura
mitología griega, Eirene era hija del originario dios Zeus y de la diosa Temis.
Junto con sus hermanas, Dike y Eunomía, constituyeron la tríada de las llamadas
“Horas o Estaciones”. Según Homero, las Horas eran las divinidades olímpicas
del clima y las ministras de Zeus. Su función era regular las estaciones y
favorecer la fertilidad en la Tierra. Como diosas de la ley y el orden
mantenían la estabilidad de la sociedad.
Eirene, era la consecuencia producto de una relación lógica entre la Justicia y el Buen Gobierno, al tiempo que posibilitaba la existencia de ambos, y se ligaba a los conceptos de florecer y fructificar.
Estas
conceptualizaciones respondían a la idea del mundo griego, en el cual la
agricultura y la paz estaban estrechamente relacionadas la una con la otra, y
en tal sentido, el logro de una vida pacífica aseguraba el correcto
funcionamiento de la agricultura; en una sociedad en la que, en un principio,
el ciudadano varón era a la vez agricultor y guerrero.
Ahora bien, desde
un punto de vista epistemológico, es necesario partir de una de las
definiciones clásicas compatibles con la paz; aquella que afirma que la paz no
es otra cosa desde la perspectiva del conflicto que las posibilidades de su
transformación creadora. “La paz es el contexto en el cual se despliegan los
conflictos de forma no violenta y creativa. Por lo tanto, comprender mejor los
conflictos acerca más a la paz, ya que generalmente son tratados de manera
pacífica, es decir, ante las diferencias se opta por las vías mediante las que
se obtienen mejores resultados” (Molina Rueda y Muñoz, 2004:30).
De ahí, que las
posibilidades de transformación pacífica de los conflictos están directamente
relacionadas con nuestra capacidad de identificarlos en su esencia y
naturaleza. Para conocer la paz tenemos que conocer el conflicto y saber cómo
pueden transformarse los conflictos, tanto de manera no violenta como de manera
creativa (Galtung, 2003:31).
Hoy día en el mundo
académico el tema en asuntos del conflicto político armado y del conflicto
social está más orientado a los mecanismos de su resolución, a su
transformación, o mejor, a su tratamiento o manejo y no a su justificación.
Johan Galtung, es quizá uno de los más importantes teóricos de los enfoques de
manejo de conflictos y de las apuestas de construcción de paz. En el libro Paz
por medios pacíficos: Paz y conflicto, desarrollo y civilización (Galtung,
2003), se recoge lo esencial de su pensamiento.
Según Johan
Galtung, la ausencia de violencia equivaldría a una paz positiva que es la que
puede permitir la condición precisa y necesaria para que los conflictos se
puedan transformar de manera creadora.
En cuanto ausencia
de violencia estructural, que es la que instituciones de dominación aplican
sobre los sometidos al dominio, y en el concepto de la cual se incluyen la
injusticia social, la desigualdad entre ricos y pobres, entre poderosos y
débiles, la explotación capitalista, el imperialismo, el despotismo, etc.; la
paz positiva es la que sólo se puede instaurar mediante un radical cambio
social y que, en consecuencia, debe avanzar junto a la promoción de la justicia
social, al desarrollo político y económico de los países subdesarrollados, con
la eliminación de las desigualdades (Bobbio, 2009:555).
La paz como
propósito se construye en una relación homogeneizadora a fin de lograr una
convivencia pacífica. En tal sentido, la forma como se tramiten los conflictos
entre los hombres demarcaran los límites de los períodos históricos y de las
épocas en que el hombre vivió entre sociedades en guerra y sociedades en
paz. Siempre que exista una paz social
habrá la posibilidad que se desate un descuerdo social que lleve al trámite del
conflicto por la via de la violencia. De tal manera que nunca la paz será
permanente; siempre la paz será imperfecta.
Paz imperfecta
El profesor
Francisco Muñoz, investigador del Instituto de la Paz y los Conflictos de la
Universidad de Granada, afirma que el concepto de paz imperfecta hace referencia a la definición de “aquellos
espacios e instancias en las que se pueden detectar acciones que crean paz, a
pesar de que estén en contextos en los que existen los conflictos y la
violencia. (Muñoz y Molina, 2009:47)
En ese sentido, en
el caso de Colombia en cuanto a la construcción de paz, se denomina bajo el
concepto de Paz Estructural Imperfecta[1] o inacabada, a
todos aquellos momentos o denominados episodios[2] resultantes de la
interrupción del conflicto político armado, bien sea de la violencia
interpartidaria, o de la llamada violencia revolucionaria. Episodios como los
pactos políticos que superaron la violencia con el frente nacional en 1958 o el
acuerdo del pacto constituyente de 1990 son formas de lo que se denomina paz
imperfecta.
Así mismo, es
preciso reconocer como paz imperfecta, también a las alianzas políticas, las
terceras fuerzas políticas nacidas del tránsito de las armas a la política, y/o
los acuerdos políticos de gobernabilidad, que han servido para crear espacios
de dialogo, discusión y conversaciones a
fin de consolidar hechos de construcción de paz en medio de la relación
violencia-bipartidismo, así estos se
hayan dado de manera transitoria.
En nuestro país han
sido recurrentes los escenarios de la construcción de paz en medio del ciclo de
violencia política. Una paz no perfecta, pero que como procesos estos pactos de
superación de la violencia han servido para propiciar la posibilidad de
construir espacios en las que se desarrollan proyectos de convivencia pacífica.
También se han
destacado numerosas iniciativas de paz
definidas como “acciones de la sociedad civil en términos de iniciativas,
marchas, talleres, foros, discusiones,
propuestas de todo tipo, que buscan principalmente procurar una solución
política negociada del conflicto armado, buscar fórmulas para superar las
dificultades que obstaculizan el encuentro de las partes en conflicto, promover
el respeto y la garantía de los derechos humanos, propiciar la generación de
una cultura de paz e impulsar y exigir que las partes en conflicto sujeten su
conducta y sus acciones a las normas del derecho internacional humanitario
(Bejarano, 1999:295).
En el texto: “La
Paz, partera de la historia”, la investigadora Esperanza Hernández Delgado[3] hace un detallado recuento de lo que ha
sido en los últimos años los diversos escenarios de iniciativas y de construcción de paz, en
escenarios diferentes a los pactos históricos a que nos referimos.
En la historia reciente de este
país, los escenarios de la paz registran acontecimientos relevantes: el
creciente protagonismo de la sociedad civil por la paz, reflejado en el
surgimiento de múltiples iniciativas de paz de base social, en el periodo
comprendido entre la década de los setenta y los ochenta, su dinamización y sus alcances reales, en 1997 en el mandato
ciudadano por la paz, la vida y la
libertad, que alcanzo el respaldo de diez millones de votantes; y en un
sostenido movimiento por la paz que surge en el periodo comprendido entre 1975
y 1985, se activa entre 1986 y 1995, y se dinamiza en el ámbito local entre el
2000 y el 2003. A juicio de algunos analistas, “es Colombia probablemente el
país en conflicto armado con una mayor movilización para la paz”.
Se agregan a los anteriores, las
negociaciones de paz realizadas con seis grupos armados en el periodo
comprendido entre 1989 y el 2003, y la descalificación creciente por parte de
distintas expresiones de la sociedad civil y de opinión pública, de la violencia como mecanismo idóneo para la
gestión, regulación o resolución de conflictos y transformación de realidades
que reflejan injusticia social. (Jiménez Arenas, Muñoz, 2012: 277)
Son también
escenarios que se consideran de construcción de paz, los pactos políticos que como el del Frente
Nacional[4] y la constituyente de 1990,
contribuyeron de alguna manera a procesos de pacificación del país en el siglo
pasado, y que para el caso de nuestro país los podríamos agrupar bajo la
denominación de espacios de construcción de paz imperfecta, consideradas estas;
como todas estas experiencias y estancias en la que los conflictos se han
regulado pacíficamente, es decir, en la que los individuos y /o grupos humanos
han optado por facilitar la satisfacción de las necesidades de los otros, sin
que ninguna causa ajena a sus voluntades lo haya impedido. (Muñoz, 2001).
Igualmente, deben
ser considerados bajo esta perspectiva de construcción de paz imperfecta los
escenarios y las diversas iniciativas académicas, como la que se viene
impulsando desde la rectoría de la Universidad libre seccional Cali a través
del colectivo por la paz y el posconflicto.
Ahora bien, la paz imperfecta es
una categoría de análisis que desde otra perspectiva teórica nos va a permitir
significar de manera importante como hechos de paz no acabada ni absoluta, a
todos aquellos eventos de carácter político, administrativo y legal, que bajo
la variable: regulación, transformación o resolución cotidiana de los problemas
o de los conflictos creados por los propios seres humanos para sí, entre ellos
o en su relación con la naturaleza (Jiménez Arenas, Muñoz, 2012:56 ,65), como los desarrollados a partir de los
instrumentos de perdón[5] conexos con el
delito político como indultos, y
amnistías[6]; y los acuerdos de
negociaciones de paz a partir de pactos políticos, y surgimiento de terceras
opciones políticas autónomas derivadas de acuerdos de paz; han servido para propiciar el desarrollo de
capacidades humanas[7] para la
transformación de realidades violentas. Pues no es extraño en la práctica y en
la teoría académica que la construcción de paz se inicie cuando no han callado
los fusiles. Si se empieza en pleno conflicto, señala el argumento, se van
generando capacidades, consensos y legitimidades que lentamente van abriéndole
paso a una paz estable (Rettberg, 2012:33).
Pensar en clave de paz
imperfecta el periodo histórico de los diferentes momentos de violencia
interpartidista y violencia estructural y revolucionaria, que se ha superado
por los pactos políticos, implica entonces,
partir del reconocimiento de que hay otros hechos que también
constituyen parte de la historia de la paz en Colombia, de “la paz como un
proceso inacabado pero del cual existen muchas experiencias en todas las
realidades sociales...”(Muñoz, 2001:7), complementarios a los escenarios de paz
tradicional descritos en los esfuerzos de construcción de paz por parte de la
comunidad internacional, de las iniciativas académicas y de ONGS, y de parte de
las administraciones públicas locales, y por supuesto, de los esfuerzos
señalados en los determinados periodos de la historia nacional por la
investigadora Esperanza Hernández.[8]
De tal manera que,
en estos periodos históricos también es preciso incluir como espacios de
construcción de paz imperfecta a los diferentes hechos, las diversas
experiencias y ámbitos de paz que hasta el momento se han desarrollado en
Colombia a partir de episodios como: pactos políticos, surgimiento de terceras
fuerzas políticas producto del tránsito de las armas a la política y acuerdos
de alianzas políticas; etc., y que a mi juicio, sin ser una paz absoluta,
perfecta, o acabada, si han permitido que durante la existencia del conflicto
político armado el país haya vivido momentos complejos[9]
de paz transitoria en medio de la barbarie; en tanto en el caso particular de
un conflicto bélico, entre los dos polos, guerra y paz, existen muchas
situaciones intermedias que alejan o aproximan a las partes. Así, las treguas,
los pactos, las alianzas, los pasillos humanitarios o los armisticios, serian
materializaciones de estas negociaciones. (Jiménez Arenas, Muñoz, 2012:63) que
constituirían formas de paz imperfecta
Desde este punto de
vista sería más adecuado hablar de “paces imperfectas” ya que existen muchos espacios donde se
producen regulaciones pacificas de los conflictos. (Muñoz, 2001). Y uno de esos
espacios son los diferentes periodos de
pactos políticos y alianzas, y terceras fuerzas surgidas del conflicto
armado y del pacto constituyente de 1991 por los cuales ha transitado como
líneas de discontinuidad el conflicto político armado colombiano en las últimas
décadas. Momentos históricos en el cual la paz ha estado allí, vigorosa, presente, casi que podríamos decir,
imperceptible, desapercibida.
A fin de comprender
el marco epistemológico de la paz imperfecta, bien vale la pena señalar las
tres categorías analíticas a las que alude para su comprensión el profesor
Francisco Muñoz en el texto “La paz
imperfecta en un universo en conflicto” (2011)
En primer lugar para hacer una
ruptura con las concepciones anteriores en las que la paz aparece como algo
perfecto, infalible, utópico, terminado, lejano, no alcanzable en lo inmediato.
Alcanzable en el otro mundo, en la gloria, los cielos, con la mediación de los
dioses, lejos de los asuntos mundanos, fuera de alcance de los humanos por sí
mismo. En segundo lugar, tal como
venimos afirmando, una paz Imperfecta que ayuda a reconocer las prácticas
pacíficas allá donde ocurran, que nos descubre estos hitos como apoyos de una
paz mayor, más amplia. Y en tercer lugar una paz imperfecta que nos ayuda a
planificar unos futuros conflictivos y siempre incompletos (Muñoz, 2001)
El ser humano
siempre ha deseado la paz, siempre ha buscado vivir en un ambiente de armonía;
su espíritu natural gregario, cooperante
y solidario así lo evidencia. El género humano desde tiempos remotos ha
profundizado en el proceso de socialización como vía primordial para el
desarrollo de sus capacidades individuales y grupales, entre ellas
probablemente la más importante: como hacer pervivir la especie y como hacer cada
vez más compatible la misma en el marco de una creciente complejidad. (Jiménez
Arenas, Muñoz, 2012:56, 57)
Pacifismo jurídico
De igual manera,
algunas expresiones de paz imperfecta
como lo son los instrumentos de perdón: treguas,
indultos y amnistías, se les asemeja de manera análoga[10]
para el presente análisis a lo que se ha denominado en el derecho internacional
público como “pacifismo jurídico”,[11]
entendido éste, como todas las expresiones de fortalezas jurídicas a nivel
mundial que propendan a garantizar la paz internacional a través del derecho.
En efecto, es el pacifismo que persigue el ideal de la paz a través del
derecho, o sea prevalentemente con medios jurídicos, creando una nueva
institución, el Estado universal, en que la solución de los conflictos a través
de la guerra se hace imposible (Bobbio, 2000:115).
En el derecho
internacional público, en este sentido, se consideran así, como pacifismo
jurídico o la paz a través del derecho, a todos los pactos y acuerdos
internacionales que tengan como propósito garantizar, no solo, mediante la
prevención, sino también, mediante la imposición de medidas represivas, la paz
mundial. Característico de este pacifismo es concebir el proceso de formación
de una sociedad internacional estable por analogía con el proceso en el que se
habría formado –según la hipótesis iusnaturalista; en particular de acuerdo con el modelo hobbessiano-
el Estado: proceso caracterizado por el paso del Estado de naturaleza, que es
Estado de guerra, a la sociedad civil, que es Estado de paz, a través del pacto
de unión. La mayor o menor estabilidad de la nueva asociación que nace de la
superación del Estado natural depende de que dicho pacto de unión sea sólo un
pacto de sociedad y no también un pacto de sumisión (Bobbio, 2000:181).
Paralelo a ello,
también se podrían considerar como expresiones del pacifismo jurídico a las
medidas adoptadas por la comunidad de naciones a fin de luchar contra la
pobreza y la exclusión; como por ejemplo, el tema de los propósitos del milenio
al que propenden las Naciones Unidas.
Consideremos el acuerdo (pacto o
contrato, que entiendo aquí sinónimos, aunque en el lenguaje técnico respondan
a veces a significados distintos) a aquel acto (bilateral o multilateral)
mediante el cual dos contendientes ponen fin a una situación de conflicto y
establecen entre sí un estado de paz. Se puede hablar con corrección de paz a
través del derecho o de estado jurídico de paz (y no de estado de paz en
general) solo cuando el acuerdo se produce en un contexto normativo en el que
no solo existen normas que establecen la modalidad para sellar un acuerdo, sino
también normas que determinan cuáles son las modalidades que deben observarse
en el caso de que alguno de los contrayentes no lo cumpla. Por emplear
expresiones técnicas del lenguaje jurídico, el contexto normativo que permite
hablar correctamente de paz a través del derecho es aquel que prevé normas no
sólo para la validez, sino también para la eficacia del acuerdo. Aquellos
acuerdos cuya eficacia, es decir, cuyo cumplimiento no se garantiza no son
instrumentos de paz, sino sólo nuevas ocasiones de conflicto o de guerra. (Bobbio,
2009:608)
De tal manera que
para el caso colombiano se denomina bajo el concepto de pacifismo jurídico
inacabado[12] a todos los actos
administrativos o instrumentos jurídicos de perdón con capacidad de
transformación de la realidad[13] (leyes, decretos,
etc.) como las amnistías, los indultos o los decretos de reinserción, y los
planes de rehabilitación de zonas y regiones,
que se han expedido por parte del gobierno nacional durante el periodo
de las diferentes violencias con el propósito de lograr consolidar espacios
para la construcción de paz imperfecta, bien sea entre las propias elites, o
entre el Estado y los insurgentes.
En virtud de todos
estos hechos de interrupción del conflicto político armado se precisa cómo
todos estos episodios o instrumentos de perdón bajo sus propias circunstancias
han permitido conversaciones y negociaciones de acuerdos transitorios para
superar momentos de violencia política, permitir transiciones de la guerra a la
política, pactos de gobernabilidad, y construcción de terceras fuerzas
políticas autónomas..
Ahora bien, es
preciso referirnos de manera analógica como eventos de pacifismo jurídico;
haciendo un giro epistemológico en el marco de la construcción de paz
imperfecta en Colombia, a todos aquellos actos administrativos o actos
jurídicos que un gobierno diseña y decreta, bien sea, en el marco de las
conversaciones y negociaciones de paz, o bien sea, en la implementación de
políticas públicas tendientes a consolidar espacios para la construcción de paz
y a recuperar para el Estado el monopolio exclusivo de la fuerza.
Dichas medidas se
desarrollan a partir de la propia
capacidad que tiene el Estado para ofrecer propuestas jurídicas de construcción
de paz y que tienen como propósito central; a parte de superar el Estado
hobbessiano[14] y consolidar la
legitimidad sobre el monopolio exclusivo de la fuerza; otorgar a los individuos que se encuentran en
rebeldía en contra del establecimiento político beneficios jurídicos de perdón
y olvido, y así, mediante estos instrumentos, lograr consolidar espacios para
la construcción de paz imperfecta con la
integración de estas personas a la sociedad civil a fin de que
desarrollen nuevas potencialidades en el marco de los pactos suscritos. .
Desde una
perspectiva positiva se debe definir
también como pacifismo jurídico o paz a través del derecho positivo,
como parte de la paz imperfecta, a todos aquellos actos administrativos que
tienen como propósito desarticular los conflictos sociales a partir del
desarrollo de políticas públicas en
favor de la garantía, la implementación y el goce de los derechos
humanos, económicos, sociales y culturales de la población, en el entendido que
es la relación entre derechos humanos y democracia la garantía de un pacto de
sociedad de mayor democracia y de una paz más duradera.
Bibliografía
Bejarano, Jesús
Antonio. “El papel de la sociedad civil en el proceso de paz”. En Francisco
Leal Buitrago (editor), Los laberintos de la guerra: Utopías e incertidumbres
sobre la paz. Tercer Mundo Editores- Universidad de los Andes, 1999.
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futuro de la democracia, Fondo de cultura económica, México, 1992.
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S.A. Verdaguer 1, Cappellades (Barcelona) cuarta edición 2004. pp. 19, 20, 34.
Fisas, Vincenc,
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Fisas, Vincec,
(2004) “Capitulo 2. Vías para Intervenir en los Conflictos Armados”. En Vicenc
Fisas, Procesos de paz y Negociación en Conflictos Armados. Paidos, Barcelona.
Muñoz, Francisco A.
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Muñoz A.,
Francisco, Molina Rueda, Beatriz. (2009) (Ed) Pax Orbis, Complejidad y
conflictividad de la paz. Universidad de Granada, Instituto de la Paz y los
conflictos. Pág. 47.
Muñoz A. Francisco,
Bolaños Carmona, Jorge. (2011) (Ed) Los
habitus de la paz: Teorías y prácticas de la paz imperfecta. Universidad de
Granada, Instituto de la Paz y los Conflictos.
Roll, David. Un
siglo de ambigüedad para entender cien años de crisis y reformas políticas en
Colombia. Editorial Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, 2001.
Reittberg, Angelika
(compiladora). Construcción de paz en Colombia, editorial Universidad de los
Andes, Facultad de Ciencias Sociales, Departamento de Ciencias Políticas-Ceso,
Bogotá, Primera Edición agosto de 2012.
Ross, Marc Howar
(1995). La Cultura Del Conflicto. Las Diferencias Interculturales En La
Práctica De La Violencia. Barcelona:
Paidos.
[1] La Paz Imperfecta como categoría de
análisis nos permite señalar de manera
concreta como hechos de paz; a todos aquellos episodios que como los
desarrollados a partir de los instrumentos de perdón: los indultos, las amnistías.
Y los acuerdos de negociaciones de paz como los pactos políticos, las treguas,
ceses al fuego y el surgimiento de terceras opciones políticas autónomas a
partir de acuerdos de paz, han
contribuido al desarrollo de capacidades humanas para la transformación de
realidades violentas.
[2] Se entenderá como episodio en el
presente trabajo a los constructos de tiempo que no mantienen una relación de
continuidad de largo plazo, pero que
definen intervalos donde se manifiestan hechos relativamente nuevos. En lo que
concierne a la paz, se trata de aquellos hechos que generan rupturas de la
dinámica de la violencia habitual, producto de procesos de construcción de paz.
[3] Ver: “Expresiones de cultura de
paz en Colombia, historia de sus significados en contextos de violencias y
construcción de paz en Colombia”. Artículo de Esperanza Hernández Delgado; en
“La Paz” partera de la historia” .(Jiménez
Arenas, Muñoz, 2012:277)
[4] Se hace referencia a los procesos
de desarme y desmovilización exitosa que ha ocurrido en el periodo analizado
(1948-2012) y a la pacificación del país que logro el acuerdo del Frente
Nacional al superar la violencia interpartidista Liberal-conservadora.
[5] Se refiere a las amnistías,
treguas, indultos, y reinserciones, que se han decretado a lo largo de nuestro
conflicto armado; denominado también como pacifismo jurídico, y que junto a los pactos de paz, y de
construcción y desarrollo de terceras fuerzas autónomas nacidas de procesos de
paz serán definidas en el presente
trabajo bajo el concepto de Paz imperfecta.
[6] Se entiende el indulto como el
perdón de manera total o parcial de una pena. El indulto se refiere a la
conmutación de la pena por diferentes razones. Por su parte, se entiende como
amnistía al acto por medio del cual un gobierno, con base en razones políticas,
anula la relevancia penal de ciertos hechos. Es un derecho de Gracia, originado
en la Grecia antigua que fue utilizado después de enfrentamientos, y como señal de perdón entre contrarios. La
palabra amnistía viene el griego amnesia. Las amnistías por el drama tan
violenta del conflicto que ha vivido Colombia deberá ser condicionada; a fin de
que se pueda conocer la verdad, aportar a la reconstrucción histórica de los
hechos y a la reparación de las víctimas.
[7] Se considera el desarrollo de capacidades humanas como las capacidades
que las personas deben desarrollar a través de procesos de educación, de
capacitación para el trabajo e iniciativa laborales, en los que mediante una
actitud consciente se alcancen las aspiraciones, personales, sociales, en
familia y en comunidad. Tanto la paz imperfecta como el pacifismo jurídico
permiten desarrollar esas capacidades en entornos previamente delimitados.
[8]
Ver: Articulo de Esperanza Hernández
Delgado, en “La Paz” partera de la historia”. (Jiménez Arenas, Muñoz, 2012:277) “Expresiones de cultura de paz en Colombia,
historia de sus significados en contextos de violencias y construcción de paz
en Colombia”.
[9] El término Complejo según la Real
Academia Española, significa: Que se compone de
distintos elementos o partes. Este concepto viene de la expresión latina
Complexus; expresión que significa lo que esta tejido junto.
[10] El Diccionario de la Real Academia
Española define como analogía a la relación de semejanza entre cosas distintas.
En este caso, el concepto de Pacifismo Jurídico, propio del Derecho
Internacional Público, se relaciona con
las amnistías, indultos y treguas, en tanto cumple una función de facilitar paz
a través del derecho, a individuos que se someten a estas decisiones jurídicas.
[11] Norberto Bobbio considera el
pacifismo jurídico en una perspectiva Hobbesiana, como un proceso que consiste
en pasar de un Estado de naturaleza o de
guerra de todos contra todos; a un Estado de sociedad civil mediante el acuerdo
o el pacto de los individuos. (Ver Bobbio; 2009:612)
[12]
La expresión de Pacifismo Jurídico Inacabado se toma a partir de las posibilidades de adecuación
del concepto de la expresión: Pacifismo
Jurídico, utilizada por Norberto Bobbio según la tesis de que es preciso un
marco normativo internacional en contra de la barbarie, Concepto ya expresado
por parte de Inmanuel Kant en su célebre texto de la Sobre la paz perpetua.
Un proyecto Filosófico (1796). De igual manera, se hace referencia a los
instrumentos jurídicos con el fin de perdonar, a los recursos legales que se
precisan de todos aquellos actos que como la amnistía y el indulto tienen el
propósito de vincular de nuevo a las personas insurrectas al ejercicio de sus
actividades civiles y políticas a partir de escenarios que permitan la construcción de paz.
[13] Los proceso de paz imperfecta
tienen como propósito que las diferentes entidades humanas puedan desarrollar
sus capacidades a plenitud en un ambiente de manejo del conflicto en la
civilidad. Estos instrumentos jurídicos
de perdón, que a su vez se constituyen en la esencia del llamado pacifismo
jurídico, contribuyen también a tal propósito.
[14] Por Estado Hobbessiano se hace
referencia a la existencia de vastas zonas del territorio nacional colombiano
en donde la ausencia de la presencia del Estado a través de sus instituciones
es francamente notoria. En Colombia hay más territorio que Estado social de
derecho, lo que ha permitido que en una parte de la geografía nacional sean los
grupos ilegales los que ejercen el monopolio de la fuerza y las armas; constituyéndose en el Poder que media las relaciones sociales en
esas marginadas y abandonadas comunidades. El único poder que es referenciado
por estas comunidades es el que se desprende sólo de la capacidad de
intimidación que tienen los grupos ilegales en esos olvidados territorios de la
geografía nacional.
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