Reseña de la Tercera Cumbre Nacional por
la Paz. Primer día: lunes 24 de noviembre
“Si buscamos la paz, debemos comprometernos con la justicia social”:
Alfredo Beltrán
Por Luis Alfonso Mena S.
En
una vehemente defensa del proceso de diálogo en marcha, el ex magistrado de la
Corte Constitucional Alfredo Beltrán
Sierra sostuvo en Cali que “si buscamos la paz tenemos que comprometernos
seriamente con la justicia social”.
Tras
hacer un minucioso recorrido a lo largo de los conflictos en la historia de
Colombia, el catedrático llamó la atención sobre la importancia del Artículo
150 de la Constitución que faculta la expedición de leyes especiales que
permitirían decretar amnistías e indultos, con las cuales se daría una salida
jurídica a los muchos interrogantes que se exponen en relación con los diálogos
de La Habana.
El
ex magistrado puso de relieve “el origen político indudable” de los movimientos
guerrilleros en el país, y subrayó la importancia de rescatar los elementos
positivos que aún quedan en la Carta Política colombiana. “Saludamos con
alborozo la posibilidad de que se llegue a la paz dentro de la Constitución”,
afirmó en una muy aplaudida intervención.
Los
planteamientos de Beltrán Sierra fueron formulados al cierre del primer día de
disertaciones en el marco de la Tercera Cumbre Nacional por la Paz que se cumplió
en la Universidad Libre de Cali.
“50 años de
guerra no se solucionan en seis meses”
La
cumbre fue instalada por el rector de la Universidad Libre, Libardo Orejuela Díaz, quien destacó
que para que haya paz en el país es indispensable liquidar los factores
objetivos que dieron origen al actual conflicto.
Orejuela
Díaz cuestionó a quienes se oponen al actual proceso de paz de manera obcecada,
y aseguró que en desarrollo de los diálogos entre las Farc-EP y el Gobierno de
Juan Manuel Santos se ha avanzado más que en los procesos anteriores.
“Los
insensatos piensan que 50 años de guerra se van a solucionar en seis meses:
¿dónde compraron ellos el reloj de la historia?”, cuestionó el académico
vallecaucano.
La
Tercera Cumbre Nacional por la Paz convocada por la Universidad Libre y el
Colectivo Universitario Paz y Posconflicto contó con una masiva asistencia y
estuvo precedida de un colorido y alegre desfile de niños del colegio Santa
Isabel de Hungría y de artistas populares a lo largo de la Diagonal 37 desde la
Calle 5 hasta las instalaciones del alma máter.
“El Gobierno no hace reformas para la paz”
Además
de las conferencias de apertura y cierre, a lo largo del lunes 24 de noviembre
de 2014 intervinieron trece expositores más, el primero de los cuales fue el senador Horacio Serpa Uribe, quien demostró los
efectos dañinos del Frente Nacional instaurado por las élites liberales y
conservadoras en 1958, que excluyó todas las expresiones políticas diferentes
al bipartidismo y generó la aparición de las guerrillas.
La
senadora Claudia López intervino
luego y denunció que mientras el presidente Santos habla de paz, impulsa una
serie de reformas en el Congreso de la República que en nada contribuyen a
aclimatar el proceso, como la del denominado equilibrio de poderes.
“El
Gobierno lo que está haciendo es una contrarreforma y no una reforma para la
paz”, aseveró la parlamentaria, y explicó que se está fraguando una normativa
para que los congresistas puedan saltar de una posición a otra dentro del
aparato del Estado sin dificultades.
Según
la congresista, los dos males más graves del país son la corrupción y la
inseguridad, y por ello hay que parar la guerra, porque, añadió, es ésta la que
los reproduce.
“La clave está en el modelo económico”
El
abogado Iván González Amado llamó
posteriormente a reflexionar sobre los grados de responsabilidad que las élites
tienen en el conflicto y dijo que las sanciones deben ser para todos.
La
excandidata presidencial Clara López dijo
que la Constitución de 1991 abrió las puertas para instaurar en Colombia el
Consenso de Washington, en contradicción con la Carta de Derechos establecida
en la norma, y dijo que hay que rescatar las funciones protectoras del Estado.
“El
posconflicto y la posguerra no nos van a llevar a la paz si no sentamos un
modelo económico que retorne al Estado Social de Derecho, pues luego de 35
reformas la Constitución ha perdido su esencia”, dijo la dirigente política.
Entre
tanto, Fernando Harto D’Vera,
catedrático español, sostuvo que en La Habana se pondrá fin a la violencia,
pero que el conflicto continuará y se deberá iniciar la búsqueda de la
democracia y el desarrollo.
“La paz es
posible si hay reconciliación”
“Es ingenuo pretender que las élites que
gestionan el país sean las que cambien la Constitución”, sostuvo, al iniciar la
jornada de la tarde del lunes, el catedrático Roberto Viciano, quien agregó que una asamblea constituyente se
justifica si amplios sectores ciudadanos la solicitan e impulsan.
Wilson Ruiz,
magistrado del Consejo Superior de la Judicatura, indicó que la sociedad debe
velar porque los acuerdos se cumplan.
Por
su parte, el docente de la Universidad de la Universidad Libre Jorge Enrique Carvajal sostuvo que se
debe “pensar el tema del posconflicto desde una mirada interdisciplinaria,
porque el Estado ha sido un generador de violencia”.
Alonso Ojeda,
director del Programa de Paz de la Universidad Distrital de Bogotá, aseveró que
“ya es hora de que la élite colombiana entienda que lo dicho por Camilo Torres
es verdad: no se deben seguir aplazando las reformas sociales que han dado
origen a la violencia”.
“Poner
fin a la guerra es del interés supremo de los colombianos, que no haya una víctima
más”, manifestó en su disertación Carlos
Velandia, ex combatiente del Ejército de Liberación Nacional. “La paz es
posible si hay reconciliación”.
“Sin
ciudadanía, no hay democracia”
El
catedrático de la Universidad de los Andes Rubén
Sánchez destacó en su intervención el papel de la ciudadanía en el proceso
de construcción de una nueva sociedad, y puntualizó: “Sin ciudadanía no hay
democracia”.
En
horas de la noche del lunes, con gran asistencia en el Auditorio Gerardo
Molina, además del ex magistrado Beltrán Sierra, intervino el docente de la
Universidad del Valle Héctor Alonso
Moreno, quien aseveró que “la historia de la línea del tiempo llegó para
quedarse en La Habana”.
Al
explicar su tesis según la cual Colombia no siempre ha vivido en guerra, pues
ha tenido períodos de paz, añadió: “Es necesario transitar hacia un nuevo
espacio de paz, pero con un cese el fuego y de hostilidades previo”.
Jean Marc de Greff,
investigador belga, puso de relieve los efectos negativos del conflicto colombiano
en el medio ambiente, subrayó que “las escaladas de violencia son inevitables
cuando hay desigualdades” y concluyó que es indispensable la justicia para que
haya democracia.
Reseña de la Tercera Cumbre Nacional por
la Paz. Segundo día: martes 25 de noviembre
“El mensaje de las víctimas es parar
la guerra”: De Roux
Por
Luis Alfonso Mena S.
En
la Universidad Libre de Cali concluyó el 25 de noviembre de 2014 la Tercera
Cumbre Nacional por la Paz, en desarrollo de la cual una de las intervenciones
más impactantes fue la del sacerdote jesuita Francisco de Roux, quien hizo especial referencia al rol de las
víctimas del conflicto colombiano y aseguró que el mensaje de ellas en La
Habana “ha sido parar esta guerra”.
Según
De Roux, las explicaciones teóricas sobre el conflicto no han servido para su
solución y recordó que lo único que él ha hecho es actuar en favor de los
damnificados por la violencia. “Las víctimas nos están diciendo a nosotros que
nos sacudamos, es la invitación a construir una realidad distinta”.
El
defensor de derechos humanos fue enfático en afirmar que “el proceso de paz de
La Habana es muy sólido y serio”, pero advirtió que el mismo tiene inmensas
amenazas, como la polarización política existente en el país, el hecho de que
el ELN no ha ingresado en el proceso y la que calificó como “extraordinaria
irresponsabilidad” de los medios de comunicación en el cubrimiento de los
diálogos.
Otras
amenazas, de acuerdo con el investigador social, son la incertidumbre en
relación con la posición real del Ejército Nacional que, dijo, “tiene
responsabilidades mayores que la insurgencia”, al igual que el accionar de la
extrema derecha contra los diálogos y la premura del tiempo.
De
Roux fue uno de los 30 conferencistas que estuvieron a lo largo de dos días y
seis intensas jornadas de disertaciones, en un hecho académico y político que
constituyó un escenario importante de debate y aportes al proceso de paz en
marcha desde la Universidad Libre de Cali.
Una
de las partes más emotivas de su intervención fue cuando se refirió a los
testimonios de tres de las víctimas presentes en los diálogos de La Habana: el
de una periodista, el de un hombre que vivió la tragedia de Bojayá, Chocó, y el
de una joven de Planadas, municipio del departamento del Tolima.
Sobre
este último caso efectuó una estremecedora reseña al recordar que una campesina
en estado de embarazo fue obligada por militares de la Brigada Móvil No. 8 del
Ejército a declarar, sin serlo, que era la esposa de uno de tres presuntos
guerrilleros que traían amarrados y producto de la angustia que le ocasionó la
presión la señora abortó, con el agravante de que los soldados condujeron a uno
de los perros utilizados en el operativo para que devorara la criatura sin
vida.
Según
el padre De Roux, por actos terribles como éste, que evidencian la degradación
del conflicto armado en Colombia, es que las víctimas insisten en que la guerra
debe cesar.
“La
Constituyente es la mejor forma de cambio”
El
25 de noviembre también intervino Andrés
Gil, premio nacional de Paz, líder de la Asociación Campesina del Valle del
Río Cimitarra y dirigente nacional del movimiento Marcha Patriótica, quien
sostuvo que el referendo del que es partidario el Gobierno Santos “pondría los
previsibles acuerdos de La Habana en manos de quienes no los quieren”.
En
tal sentido, se mostró partidario de la convocatoria de una asamblea nacional
constituyente, sostuvo que “ésta es la mejor forma de cambio” y puso de relieve
la experiencia desarrollada por el movimiento campesino y popular durante 2013,
cuando se registraron más de 1.200 expresiones de protesta en el sector
agrario.
“La
Cumbre Agraria logró unir a campesinos, indígenas y afrodescendientes y es un
hito importante de paz”, dijo al plantear que es indispensable hacer crecer la
base social de la paz. “Ella se logra sólo si todos los días hay un proceso
social por la paz. Si esto no se hace ahora, no habrá paz”, puntualizó.
De
acuerdo con Gil, los diálogos no pueden volver a ser suspendidos, a pesar de
circunstancias como la retención del general Rubén Darío Alzate, ocurrida el 16
de noviembre en el departamento del Chocó por parte del Bloque Iván Ríos de las
Farc, y por tal razón insistió en la necesidad de un cese bilateral del fuego y
de hostilidades. (Alzate fue dejado en libertad por las Farc el domingo 30 de
noviembre de 2014).
“Hay un
barroquismo oligárquico”
Por
su parte, el ex rector de la Universidad del Valle Jaime Galarza hizo un recorrido histórico de las guerras políticas
en Colombia, y sostuvo que “si de algo servirá la actual confrontación, será
para abrir procesos de paz y de reconciliación que derroten el clientelismo
político, la corrupción y las iniquidades del capitalismo salvaje, a través de
una serie de reformas al régimen político”.
La
brasileña Thaisa de Souza,
catedrática de la Universidad del Rosario, planteó su tesis del “barroquismo
oligárquico de la élite colombiana” y explicó que “a partir de allí se forma
una hegemonía política blindada que no encuentra posibilidad de diálogo con la
base social”.
De
acuerdo con De Souza, “el entramado del conflicto es enunciado, pero no
reconocido: no se reconoce el conflicto como una guerra interna”, y propone el
concepto de justicia comunitaria.
“Hay
que hablar del daño: abrir nuestras vísceras para contagiarnos de nuestro mismo
horror”, dijo al exponer la necesidad de elaborar un “lenguaje del conflicto” y
puntualizar que “faltan categorías propias para pensar el conflicto y resolver
sus antinomias”.
“Una nueva apertura democrática”
En
la Cumbre Nacional por la Paz intervino también Antonio José Lizarazo, ex asesor del Alto Comisionado para la Paz y
de la Delegación del Gobierno en la Mesa de Diálogos de La Habana, quien
planteó que “el Acuerdo es una nueva apertura democrática que no modifica el
modelo de sociedad”.
Lizarazo
hizo una reseña del punto dos de la Agenda de La Habana, manifestó que “las
Farc están tramitando reglas de juego para incorporarse como oposición” e
indicó que se busca “garantizar los derechos de los ciudadanos que protestan y
de los que no: es para todos”.
“Con
las nuevas reglas se podrán crear partidos regionales y locales, rurales, con
una regulación más flexible”, reveló más adelante.
Según
Lizarazo, actual censor nacional de la Universidad Libre, “Colombia tiene
sobreoferta de mecanismos de participación que no han resultado útiles. Hay una
‘participadera’ que no incide en las decisiones públicas por parte de la
ciudadanía.
El
conferencista destacó también que en los diálogos de La Habana “se acuerda revisar
la asignación de espacios de televisión y de la pauta oficial, para la que hoy
no hay reglas claras, pues se usa para la politiquería y falta transparencia”.
“La memoria histórica es bifronte”
La
catedrática española María José Fariñas
centró su exposición en el derecho a la memoria y a la verdad, el cual, según
explicó, “no está reconocido internacionalmente en los tribunales como un
derecho humano”.
Detalló
que “la memoria histórica es bifronte, pues no hay una sola memoria y, además,
debe ser colectiva, no individual”.
Para
Fariñas, el derecho a la memoria “puede introducirse como un derecho humano o
fundamental en la constitución material”, debe ser “universal, pluralista”, y
no una “memoria obligada”, como suele ocurrir actualmente en el mundo, donde es
“manipulada, xenófoba, excluyente, antidemocrática”.
“Demasiados
intereses se lucran con la guerra”
En
desarrollo de la primera jornada del segundo día de la Tercera Cumbre Nacional
por la Paz tuvo lugar una comunicación vía Internet con voceros de la
Delegación de Paz de las Farc en La Habana, que consistió en un saludo inicial
y, luego, en un intercambio de preguntas y respuestas en directo.
“No
estamos planteando la revolución en la Mesa de La Habana, sino la
democratización de la sociedad”, dijo Pablo
Atrato, jefe del Frente 57 de las Farc y portavoz de esta organización, en
su mensaje a la Cumbre por la Paz.
El
líder insurgente indicó que “El Gobierno deberá actuar con sindéresis, evitar
la derecha guerrerista”, y agregó que “la vieja política antinarcóticos ha
favorecido la corrupción, el crimen… el fenómeno no tiene solución sin el
consenso de los órganos internacionales”.
Por
su parte, al responder a uno de los interrogantes formulados desde el Auditorio
Gerardo Molina de la Universidad Libre de Cali, Marcos Calarcá, comandante de las Farc que intervino en la
teleconferencia, aseveró que “hay demasiados intereses que se están lucrando
con la guerra”.
Los
delegados de las Farc en La Habana insistieron también en que “la mejor forma
para refrendar los acuerdos de La Habana sería una asamblea constituyente, ella
es el camino, es el fin del proceso”. Y puntualizaron: “Paremos la guerra y
avancemos en la construcción de la patria nueva”.
“Una sociedad
no vive sin utopías”
Victoria
Fontán, ciudadana francesa catedrática universitaria en
Canadá, abordó en la Cumbre otro ángulo de los conflictos armados, el de la
forma cómo las familias resultan afectadas y de sus esfuerzos para reconstruir
los tejidos rotos por la guerra.
En
tal sentido, explicó el concepto de resiliencia (capacidad para afrontar la
adversidad) aplicado a las comunidades, y puso el ejemplo de las familias
palestinas que emprenden la reconstrucción de sus núcleos luego de los ataques
sistemáticos del Estado de Israel contra su población. “En situaciones de
posconflicto, el concepto de familia es mucho más fuerte”, subrayó.
Al
término de la intervención de la profesora Fontán, un niño de siete años
sorprendió al hacer presencia en el atril de los expositores y dirigir a los asistentes
unas palabras y un bello poema. “Una sociedad no vive sin utopías”, terminó
diciendo Alexis Guerrero Galindo.
El
pequeño, estudiante del colegio San Francisco Javier del barrio Alfonso Bonilla
Aragón, situado en el Distrito de Aguablanca, en el oriente de Cali, llegó a la
Cumbre al mediodía del 25 de noviembre de la mano de su padre, Ariel Guerrero,
a hacer su aporte voluntario a este escenario de debate académico y ciudadano.
“Es en los territorios donde debe estar el Estado”
“Hoy,
Colombia es más territorio que Estado, la posguerra es otra oportunidad para el
territorio”, manifestó la socióloga y constitucionalista Liliana Estupiñán Achury, al cuestionar en su intervención el
centralismo y afirmar que “el Estado unitario ya no es suficiente para una
región tan vasta como la colombiana”.
En
concepto de la docente universitaria, “Bogotá es un río recalcitrante de
centralización, que es una de las claves de la guerra o de la paz”, y preguntó:
“¿Cuál es el miedo a la creación de más municipios, cuando el Estado no llega a
la mayoría de ellos?”.
Según
Estupiñán, “el departamento tal como está concebido hoy no sirve para nada:
¿Cuál es el mido a crear nuevos departamentos?… El Gobierno-centro no escucha,
y es en los territorios donde debe estar el Estado”.
“Debemos
reconfigurar el sujeto social”
Para
el catedrático de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia Germán Roncancio “el modelo capitalista
es antagónico con el proceso de paz, mientras éste persista no puede haber paz
sustancial”.
Desde
su óptica, “nos encontramos a las puertas de una crisis civilizatoria”, pues
“asistimos a un cambio de época en la que empieza a no estar garantizada la
vida, ya que el capital no puede dejar de acumular, así se pudra la producción,
y los paradigmas del sueño americano se deshacen”.
Además,
de conformidad con Roncancio, ese cambio de época se refleja también en que hay
una crisis ambiental, de hidrocarburos y alimentaria, todo lo cual se refleja
en Colombia y “requiere el debate de las ideas”.
Pero,
al mismo tiempo, “hay un reverdecimiento del movimiento social”, por lo que “se
debe reconfigurar el sujeto social, el bloque histórico del cambio”, teniendo
en cuenta la experiencia de luchas populares recientes de las cuales emergió en
la arena social y política del país “la Cumbre Agraria como el tercer gran
actor, además del Gobierno y la insurgencia”.
Según
Roncancio, “es el momento de la convergencia y de la unidad, porque en el
centro están los intereses del pueblo colombiano”.
“Hay que construir
una ética de la solidaridad”
En
la Cumbre de Cali también habló Kenneth
Burbano Villamarín, director del
Observatorio de Intervención Ciudadana Constitucional de la Universidad Libre,
quien puso de relieve la importancia de la participación social desde las
regiones.
Burbano
reveló la experiencia del Observatorio en materia de aportes a los debates jurídicos
constitucionales, con 114 intervenciones ante la Corte Constitucional, y señaló
que es hora de escoger multiplicadores, líderes de escuelas y comunidades.
De
otro lado, la argentina Ana María
Carbajal, arquitecta y especialista en mediación de conflictos, expuso
sobre el nuevo orden de las palabras y las cosas como partícipes también de los
procesos relacionados con la guerra y la paz.
Según
explicó, “hay que construir una nueva ética de la solidaridad: cada sociedad
debe debatir cómo salir y de dónde salir, para pasar de la violencia al diálogo
y de éste al conflicto… pues el Acuerdo no es un punto de llegada sino de
partida”.
Para
Carbajal, “Colombia abre un camino de esperanza, entre el olvido y el recuerdo,
hay que buscar un punto medio”.
Entre
tanto, Carlos Alberto Aponte, fiscal
y catedrático universitario, hizo una detallada explicación de todos los pasos
dados en la implementación de los procesos contra los paramilitares,
establecidos en la Ley 975 de 2005 de Justicia y Paz, teniendo en cuenta que no
podía haber amnistías ni indultos.
Según
dijo, “hoy los máximos comandantes están judicializados y habrá sentencias
definitivas contra las macroestructuras criminales”.
“No busquen
la verdad sino las verdades”
El
español Rafael Grasa, docente de la
Universidad de los Andes, explicó que “siempre hay tensión entre paz y
justicia”, que en el caso colombiano sus diferentes conflictos han tenido
características comunes y específicas y que “Colombia lleva 150 años
reproduciendo violencia política intergeneracional”.
Para
Grasa, la sustitución de la violencia por cambios políticos “va a ser un
problema serio luego de los acuerdos”, ya que “lo que se pacta no se logra
ciento por ciento y en muchos posacuerdos ha habido que reinterpretar lo que se
escribe”.
El
conferencista sostiene que el sistema de partidos en Colombia “es más débil que
hace 50 años” y cree que la sucesión en el mando del Estado de un bloque de
poder por otro jugará un papel a tener en cuenta ante las expectativas que
generan los previsibles acuerdos en La Habana, los cuales podrían tener
modificaciones en su implementación dependiendo de quién llegue al Gobierno.
Grasa
afirma que “analizar el conflicto es como un iceberg, pues lo importante es lo
de abajo”, se requiere resolver las razones que lo originaron y reconstruir
todo lo que el conflicto dañó.
"La
reconciliación tiene implicaciones espirituales, es un hecho político y
cultural y dura por lo menos tres generaciones”, enfatizó, y añadió que ella
implica el derecho a la información, a la justicia, a las reparaciones y
garantía de no repetición.
De
acuerdo con Grasa “no hay memoria histórica sino historiográfica”, e instó: “No
busquen la verdad sino las verdades… No confundan comisiones de la verdad con
comisiones de esclarecimiento”.
“Hay que
crear una cultura interétnica”
Por
su parte, Feliciano Valencia,
dirigente indígena del departamento del Cauca, sostuvo que hay fuertes
discusiones a la hora de construir la paz y afirmó que “en la Constitución de
1991 nos asignaron dos curules en el Congreso de la República y por primera vez
nos reconocieron como humanos, pero han pasado 23 años y hay una capa de la
población que nos sigue discriminando”.
Valencia
se preguntó: “¿Cómo vamos a construir paz con personas que desconocen los
derechos indígenas?”, y aseveró: “El problema es el veneno que la
institucionalidad le mete a las diferencias… Hay que crear una cultura
interétnica. En el norte del Cauca hay resguardos con negros y campesinos: hay
convivencia interétnica e intercultural”.
“Tendremos
que hablar con los ricos para ver quién pone la plata para la paz”, dijo. “No
hay que dejarse llevar por encuestas. Hay que sacudirse. ¿Qué esperan: 50 años
más de guerra?”, acotó, en alusión a estudios de opinión relacionados con el
proceso de paz.
Más
adelante indicó: “¡Que la academia salga de los claustros para que nos ayude a
construir desde las regiones! La paz la construimos todos. Si los indios hemos
podido, ¿por qué los colombianos, no?”.
“La
definición del delito político es arcaica”
El
politólogo y constitucionalista Alberto
Ramos Garbiras también disertó en la Cumbre sobre el cese bilateral del
fuego y el delito político, y dijo que “Colombia necesita un pre acuerdo de
paz” que desescale la confrontación entre las partes.
“Si
no hay cese bilateral del fuego, lo que se viene es una desactivación gradual,
el desecalamiento del conflicto”, conceptuó Ramos Garbiras, como efectivamente
se ha planteado, luego de la entrega, por parte de las Farc, del general Alzate
y de la reanudación de los diálogos en La Habana, el 10 de diciembre de 2014.
“Esta crisis dentro del proceso de paz originada por la retención del general
Alzate, facilitada por su imprudencia, ante las reacciones de la población
colombiana y de los opinadores en los grandes medios de información, ratificó
lo expresado en las urnas en junio de 2014: la mayoría anhela alcanzar la paz”,
dijo Ramos.
Y agregó: “Pero también evidenció que estamos atrasados frente al diseño
de la justicia transicional para definir las reglas y saberse cómo van a ser
procesados, cuál será la tabla de penas y cómo quedará la tipología del delito
político”.
De acuerdo con Ramos Garbiras, “por las dimensiones de esta guerra
interna, por su atipicidad, nos encontramos con una arcaica definición del
delito político en el Código Penal que se hace inevitable redefinir,
replantear, y ello va a la par con la construcción de la justicia transicional…”.
“Si las normas de justicia transicional dentro de la ley estatutaria que
se redacte no las logran poner de acuerdo, el camino que buscarán las partes
incursas en delitos no transables será el de la amnistía general o una ley de
punto final que las libere de la prisión”, puntualizó.
“El 1%, con las mejores tierras del país”
El
encargado de cerrar las intervenciones de los conferencistas invitados fue el
catedrático de la Universidad Nacional Daniel
Libreros, quien trazó un exhaustivo y crítico panorama de la economía del
país, y puso de relieve la enorme concentración de la tierra existente en
Colombia, donde, dijo, “el 1% de la población tiene el 55% de las mejores
tierras”.
De
igual manera, denunció una escandalosa concentración de la riqueza y, en
sentido inverso, “una contracción inaudita del nivel de ingresos de la población”.
Se
detuvo en los efectos que sobre el país tienen los tratados de libre comercio,
dijo que por ellos “hay un déficit industrial de 35.000 millones de dólares” y
propuso acudir a la comunidad internacional con el fin de que se discuta la
deuda pública.
Asimismo,
sostuvo que los bajos precios del petróleo también tendrán graves incidencias
sobre la economía nacional, pues el 20% de los ingresos deriva de esta rama.
“En 2015 la caída será de doce billones de pesos” producto de este rubro,
explicó.
En
opinión de Libreros, hay que ajustar los circuitos económicos de la paz, llamó
al debate autónomo sobre el proceso y a que la academia participe de manera más
decidida en ese ejercicio.
“Edificar la
paz para jamás regresar a la guerra”
Antes
de la clausura, Carlos Cruz,
egresado de la Universidad Libre, fue encargado de leer la Declaración Política
de la Cumbre, la cual plantea que “negociar en medio de la guerra es un riesgo
y no se justifica más sangre derramada que añada víctimas cada día al reloj martirizado
de nuestra historia”.
“Por
ello, de manera unánime, demandamos el cese bilateral de las hostilidades
militares, en tanto y para recorrer ese proceso bien pueden las partes pactar
treguas y desescalonar la guerra”, agrega la declaración.
Considera
también que “Se requiere la instauración de la Mesa con el ELN, para lo cual
solicitamos al Estado colombiano y a esta agrupación insurgente propiciar de
manera urgente el inicio de las reclamadas conversaciones antes de terminar el
año 2014”.
Finalmente,
la Declaración exhorta a las partes en conflicto a “Edificar la paz para jamás regresar
a la guerra”.
“Estamos
dispuestos a jugárnosla por la paz”
“Asumimos
los diálogos de La Habana como la posibilidad de poner fin a la guerra y de que
en la posguerra podamos reconfigurar el tejido social del país”, expresó, en su
discurso de clausura de la Cumbre, Libardo
Orejuela Díaz, rector de la Universidad Libre Seccional Cali.
Según
Orejuela Díaz, “asistimos a un proceso de rebelión contra la guerra”, invitó a
superar lo que denominó “el problema de la estrechez de las dicotomías de la
izquierda”, y anunció que en 2015 la
Universidad Libre promoverá cuatro certámenes similares al realizado entre el
24 y el 25 de noviembre de 2014.
Al
destacar la nutrida concurrencia de expertos, académicos, estudiantes y
ciudadanos deseosos de conocer y debatir sobre la construcción del proceso de
paz, el directivo puntualizó: “Estamos dispuestos a jugárnosla por la paz”.
Fotos: Santiago José
Mena C. y Luis Alfonso Mena S.
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